
Stephen Covey relacionó el concepto de cuenta 
corriente emocional a la existencia o ausencia  de confianza en una 
relación entre dos personas. Las emociones determinan nuestra calidad de
 vida y el dolor provocado por el rechazo social se registra en el 
cerebro como un daño físico. Daniel Goleman en “Inteligencia Social”,
 ilustra la responsabilidad de cualquiera, máxime si se trata de un CEO,
 de hacer sentir bien o hacer sentir mal a otras personas;  de 
motivarles a través del reconocimiento o de desmotivarles ante la 
ausencia de la palabra.
La cuenta emocional de un empleado está íntimamente relacionada con 
la capacidad comunicativa que tenga el directivo a la hora de transmitir
 una idea. Tal y como afirma Enrique Sueiro, Socio Director de Communicagement, “diriges si comunicas”, por tanto, la clave a la hora de dirigir personas está en saber comunicar.
La clave de la comunicación: sentirse escuchados
El pilar fundamental para lograr el éxito comunicativo es la escucha, y para escuchar, el consejero delegado “necesita la apertura mental suficiente para estar abierto a la posibilidad de cambiar de opinión” siempre
 y cuando exista una coherencia entre los valores individuales y la 
decisión a tomar. No existe el concepto de empresa si previamente no hay
 comunicación. Una empresa que busque el compromiso 
necesita de diálogo ya que sin éste, pueden surgir malentendidos o 
confrontaciones dentro del equipo.
El trabajo del CEO en toda entidad debe abarcar 
además de la planificación y determinación de objetivos,  la 
comunicación eficaz con los componentes de su equipo para ahondar en su 
motivación y alcanzar el éxito de la compañía. Si no lo consigues, la 
empresa puede verse avocada al fracaso.
La mala comunicación
 de la empresa no sólo afecta a nivel externo, sino que una de las 
consecuencias más nefastas que pueden llegar a producirse tiene que ver 
con el deterioro de las relaciones personales dentro del equipo, 
provocando desmotivación y desconfianza interna.
Enrique Sueiro apunta que “la motivación tiene mucho que ver con sentirse escuchado e importante”. Si no existe un reconocimiento por parte del directivo al empleado, probablemente asistiremos a lo que Sueiro define como la decadencia del VIP, con independencia del cargo que ocupe cada uno dentro de la empresa.
Cuando no existe comunicación, la persona transforma su estado de VIP (Very Important Person) a otro menos optimista como es el de RIP(Rest In Peace)”.. “Sentirse
 importante implica sentirse como alguien VIP… motiva mucho saber que yo
 soy importante para alguien. Sin embargo, cuando uno no se siente 
importante para nadie se pasa del Vip al NIP (Not Important Person)… y 
si la decadencia continúa, el desánimo te invade llegando al estado 
final de RIP”.
Y es que aquel que no entiende una mirada, tampoco entiende una larga
 explicación. Es necesario que el consejero delegado recupere la 
sensibilidad para gestionar bien a su equipo… para distinguir las 
emociones y los anhelos de sus empleados. Buscar la empatía, saber hacia
 dónde queremos dirigirnos y no dejar de lado la sensibilidad para una 
mejor gestión de los sentimientos, es un buen medio para lograr que la comunicación funcione.
Una comunicación empresarial entrañablemente humana y directivamente 
sostenible es lo ideal para gestionar personas antes que equipos.  ¿La 
receta del éxito? Communicagement empresarial.

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