Quizá buscas un cambio o sólo te comparas con otra gente de otras empresas.
Entonces te das cuenta de que tu compañía, tus compañeros o tus jefes pueden
ser una referencia profesional nefasta para ti.
Te ha pasado alguna
vez, incluso en reuniones de amigos sin mayor trascendencia... Entonces, has
descubierto que la imagen que tienen de tu compañía, de lo que hace, de cómo se
trabaja en ella, es una visión más bien ridícula. Lo malo es cuando esa caricatura
resulta ser cierta... Lo sabes, y te afecta.
Ahí empiezan tus dudas.
Repasas lo que haces en tu organización, cómo son tus jefes y compañeros...
Adviertes que todo eso puede lastrarte profesionalmente... Y te planteas si
será un obstáculo en el caso de que decidas cambiar de trabajo o de compañía.
Parece que no te faltarán argumentos.
Guillem Recolons, socio
de Soymimarca, advierte de que "todos hemos vivido alguna vez una
situación compleja y embarazosa -de vergüenza ajena- por la actitud de nuestros
jefes, de nuestros compañeros o de la propia empresa. Si todo queda dentro es
grave hasta cierto punto, pero la realidad es que los errores de quienes nos
mandan, de nuestros colegas o de la propia firma pueden afectar negativamente a
nuestra reputación, hasta el punto de bloquearnos nuevas posibilidades en el
mercado laboral".
Una apuesta equivocada
Eva Collado Durán,
consultora estratégica de capital humano, coincide en que "a veces,
apostamos por una empresa y nos equivocamos, porque el producto que
comercializa no se sostiene, porque da una imagen falsa al mercado, o está
diseñada para ganar dinero engañando a los demás... Empezamos a trabajar y
vemos que los valores que rigen su funcionamiento carecen de fundamento, o
sencillamente no coinciden en absoluto con los nuestros... Como profesionales,
debemos plantearnos cómo nos influye interna y externamente, y cómo nos afecta
que nuestro nombre se vea vinculado a una marca que no sólo no suma
profesionalmente, sino que nos resta y nos cierra puertas".
Para Collado, la
solución es única: "Debemos marcharnos cuanto antes e intentar de una
forma inteligente que no nos salpique demasiado".
Añade que, teniendo en
cuenta esta posible decisión, resulta fundamental definir cuándo hay que
publicar en qué empresa trabajamos: "Sólo vale la pena cuando estemos muy
seguros de que realmente es conveniente y compensa hacerlo. Y ante la más
mínima duda, lo mejor es no vincular nuestra marca personal a la de la empresa,
porque si tú no velas por ti y te pones en valor, nadie lo hará. Una marca
personal no se construye en dos días, y se puede dañar o perder en cuestión de
minutos. De ahí la importancia de saber a quién dedicamos nuestro tiempo,
profesionalidad y compromiso".
Combatir la mala imagen
Andrés Pérez Ortega,
consultor en estrategia personal, recuerda que la reputación se construye sobre
la percepción que los demás tienen de nosotros. "Por lo tanto, se trata de
manejar adecuadamente la información que llega a aquellos que van a tomar
decisiones sobre uno mismo. Nunca vamos a poder controlar todas las señales,
especialmente si trabajamos en una gran compañía".
Entre las cosas que
podemos hacer para contrarrestar los argumentos que nos perjudican, Pérez cita
el márketing personal: "Lo primero es no dejar que nuestro prestigio
dependa únicamente de la información que da la compañía, y resulta fundamental
y más fácil que nunca tener nuestros propios canales de información. El
problema es que las empresas tienen mucho miedo a lo que los empleados digan,
aunque no tenga nada que ver con el negocio. Una compañía con mala reputación
puede hundir a los profesionales que trabajan en ella, pero éstos se ven
obligados a permanecer ocultos".
Dentro de ese márketing
personal, Pérez destaca en primer lugar el networking: "Se
trata de transmitir de forma cercana y directa la versión de nuestro trabajo a
todos aquellos que puedan convertirse en portavoces de la actividad que
desarrollamos. Si un profesional no rompe el muro de silencio de su compañía,
cuando las cosas vayan mal nadie podrá decir que ya lo advirtió y, sobre todo,
que propuso soluciones".
Hablar en público es
una variante del networking, pero con un alcance
mayor. Aparecer en foros proporciona una cierta autoridad, y si eres conocido y
reconocido como alguien que aporta soluciones, se te percibirá como alguien que
trata de cambiar las cosas a pesar de la cerrazón de su empresa.
También los medios
sociales pueden posicionarte como generador de soluciones y no como parte del
problema.
Y debes documentar tus
logros. Pérez insiste en la importancia de hacerlo y de cuantificar siempre que
sea posible todos los resultados conseguidos: "No todo va a ser malo en
una organización. Puede haber departamentos y personas que funcionen y que no
deberían pagar por el resto".
Pérez añade la necesidad
de evitar el efecto Halo negativo: "Aléjate de aquellos que puedan afectar
a tu prestigio y procura que no te vean siempre con los más inútiles. Huye de
las reuniones en las que vas a ser comparsa de un incompetente (normalmente un
jefe) que pretende hablar por los dos".
A esto añade la
posibilidad de asociarte con otras tribus: "No te centres sólo en el
trabajo. Trata de encontrar grupos de personas (mejor si son influyentes o
tienen una gran red de contactos) de ámbitos que no tengan nada que ver con tu
profesión o con tu sector. Hoy más que nunca es posible y necesario ser
conocido por otros en entornos no profesionales en los que puedes mostrar tus
cualidades y competencias".
Guillem Recolons
describe algunos perfiles profesionales que tienen que ver con diferentes estrategias
para trabajar la marca personal: "Puedes adoptar el perfil preventivo -tu
plan B está escrito y actualizado en todo momento para reaccionar ante una
situación de crisis-; o proactivo -creando un posicionamiento profesional
propio, personal, no vinculado a tu empresa sino a tu sector-; o de idiota,
propio del que no hace nada. Es la mejor manera de que tengas un final cruel y
con una salida difícil".
A esto Recolons añade
el perfil activo: "Si no te atreves con un blog personal,
quizá aceptes entrar en el marco actual de 'los mercados son conversaciones' y
establezcas contactos y comentarios con aquellos profesionales que son
referencia en tu mercado, para que te vayan situando como una persona con
criterio propio, creíble, confiable y por tanto elegible. Para eso debes
identificar a los influencers de tu sector, y
mantener el flujo de la conversación".
Empleos que te degradan profesionalmente
Aunque ningún trabajo puede ser calificado de 'vergonzoso', es posible que
ciertas actividades profesionales a las que te dedicabas anteriormente influyan
en tu reputación y se conviertan en un obstáculo cuando decidas abandonar tu
actual trabajo y buscar empleo en otra empresa.
En muchos casos, la duda está en ocultarlo o cómo justificarlo. Y lo
primero que has de saber es que debes hablar abiertamente, tanto en el
currículo como en una entrevista de trabajo, de ese trabajo que te crea dudas
sobre tu reputación.Ocultarlo no es aconsejable, y además resulta cada vez más
difícil en un entorno laboral en el que las redes sociales son una ventana
abierta que impide justificar un periodo de inactividad o un paréntesis
laboral.
El hecho de contarlo te puede definir como un candidato que valora la
honestidad y la sinceridad y que prefiere iniciar una relación de confianza,
sin nada que ocultar. Eso te hace diferente del resto de competidores.
Mucho más importante que los trabajos anteriores que puedas relatar son tus
verdaderas capacidades y cómo vas a responder ante una nueva circunstancia
laboral.Casi todas las experiencias, por negativas o vergonzosas que parezcan,
son mejores que no hacer nada esperando a que te llamen. Incluso en una
actividad degradada puedes descubrir talentos que nunca hubieras conseguido
detectar en una actividad más alta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario