En un tiempo donde los empleados están registrando altas tasas de rotación y un escaso nivel de compromiso, especialmente entre los jóvenes y particularmente los correspondientes a la generación Millennial, fidelizar a los trabajadores es una de las tareas a la que muchas empresas están dedicando tiempo y recursos, junto al segundo de sus retos: la captación y atracción de talento digital, uno de los perfiles mejor retribuidos y más escasos.
¿Qué compromete a un empleado? Según las declaraciones de Manel Peiró, profesor del Departamento de Dirección de Personas y Organización en ESADE, concedidas al diario El País y que el medio recoge en un artículo, “el compromiso es un estado psicológico por el que el individuo desarrolla una identificación con la organización”.
Se trata de un estado que impulsa a una persona, empleado en este caso, a realizar un esfuerzo a favor de la empresa, aceptar sus valores y objetivos, así como a querer mantenerse como parte integrante de ella.
Por parte de las empresas, sus expectativas a la hora de incentivar ese compromiso se resumen en obtener trabajadores leales y productivos, con bajas tasas de absentismo y rotación. Buscan que esos empleados “tenga una menor predisposición a abandonar la empresa y una orientación más positiva a las propuestas de la organización”, señala Peiró en El País.
Ese compromiso es un esquema que se repite con las ONGs y sus voluntarios o dentro de las empresas –con estrategias encabezadas por sus departamentos de marketing- pero enfocadas a sus clientes. En este sentido, hacer que una persona se sienta correspondida con todo lo que es, proyecta y hace una marca, supone ganar una proyección en el tiempo. Se convierten en embajadoras de la misma y un potente canal de transmisión y ‘contagio’ a otras personas.
En este sentido, otro experto, Fernando Botella, presidente de Think & Action, reconoce en este mismo medio que, pese a la necesidad de llevar a cabo políticas efectivas para incrementar el nivel de compromiso, la situación en las empresas es que, “en general, se habla más de lo que se hace”.
Este experto expone, además, que a menudo se confunde compromiso con motivación. “Yo no puedo motivarte si tú no quieres. Pero el enganche o compromiso es la manera en que una organización es capaz de generar entornos de trabajo de los que los empleados quieran formar parte. Y eso sí depende de la empresa”, reconoce al diario El País.
Con respecto a esta cuestión, Melanie Hache-Barrois, directora de estrategia HCM de Oracle, señala que el compromiso es “la estrecha y compleja relación entre lo que un individuo está dispuesto a dar en su trabajo y lo que recibe a cambio en términos de motivación y reconocimiento”. Para Botella, “el compromiso no se logra con una convención anual y un gran discurso motivacional; debe construirse despacio, con buenas prácticas de liderazgo cotidiano”.
Sin embargo, no es el único fallo que se comete desde la organización. Algunas empresas se plantean el compromiso de una forma “demasiado matemática”, reconoce Hache-Barrois. “Creen que se trata únicamente de una cuestión salarial, o que sumando de aquí y restando de allá pueden elevar los niveles de productividad y evitar que sus mejores empleados se marchen”, comenta.
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