Es prácticamente imposible ser feliz en la vida si no se es
feliz en el trabajo. Las organizaciones lo saben, y los profesionales, también.
Pero la ola de la felicidad laboral puede arrasarlo todo si las empresas y sus
empleados se obsesionan por vivir en un paraíso profesional irreal. La
satisfacción en el empleo no es para siempre, y es necesario reinventar cada
día nuestro puesto. Aquí las expectativas son clave. Unas altas perspectivas
acerca de las circunstancias favorables de nuestra vida quedan asociadas a una
gran satisfacción vital. Las que son irreales o exageradas implican
infelicidad.
Además, hay que recordar que las compañías no son totalmente
responsables de la satisfacción de sus empleados. Cualquier organización tiene
la obligación de facilitar los medios para que sus profesionales puedan poner
en marcha todo su potencial, pero la felicidad en el trabajo es algo relativo,
y no depende de la compañía.
Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, cree que "el
área de personas debe impulsar organizaciones saludables, satisfechas y
sostenibles. Hay que crear una cultura de salud y bienestar basada en la
psicología positiva, porque la felicidad incrementa el ROI, la satisfacción de
los clientes, la productividad... Esa nueva felicidad de las organizaciones
pone el foco en las fortalezas y permite gestionar el estrés. Se trata de
trabajar el optimismo, el respeto y la gratitud. Cuanto más nos agradezcamos y
respetemos la diferencia, más satisfechos estaremos". En este sentido, la
felicidad y los sentimientos positivos interesan cada vez más porque hay
pruebas de que la satisfacción en el trabajo contribuye a la productividad. Hay
un estado de flujo que lleva a quien se encuentra en esa situación a estar
absorto en su actividad. El resultado es directo para la empresa: la persona
enganchada de esta manera tiene un 57% menos de posibilidades de dejar la
compañía, y se esfuerza hasta un 87% más.
Carlos Recarte, socio director de Recarte & Fontenla,
executive search, también cree que el reto de retener en un escenario de cambio
es una de las grandes cuestiones de futuro para la gestión de personas:
"El engagement preocupa a las empresas, y todo esto tiene que ver con el
compromiso. Es necesario retener a la gente, buscando modelos de compensación
alineados con su experiencia o diseñando una nueva manera de evaluar los
puestos de trabajo".
La reciente VII Encuesta Adecco sobre Felicidad en el
trabajo concluye que el sueldo pierde importancia al medir la felicidad
laboral, y ya no es una condición necesaria para la satisfacción en el
trabajo". Recarte señala la importancia de la compensación, y cree que nos
dirigimos hacia modelos personalizados, a la carta. Añade que "ser
atractivos desde el punto de vista laboral tiene que ver con el reto de
retener. Los programas de empleabilidad tienen que ver con cómo se consigue ese
compromiso".
El experto concluye que "el big data y la tecnología
permiten controlar y evaluar al área de recursos humanos, y esto facilita la
toma de decisiones a la medida de las personas. Recursos Humanos debe entender
y valorar las capacidades individuales de cada persona y ha de generar canteras
de profesionales en función del área en la que están trabajando. Se trata de
crear organizaciones más ágiles en las que los empleados tengan más
empowerment".
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