En el mundo empresarial existen dos términos que muchas veces se confunden: eficacia y eficiencia. La eficacia tiene que ver con resultados, con el logro de objetivos, mientras que la eficiencia en cambio, se enfoca a optimizar los recursos disponibles para realizar cualquier tarea.
¿Se puede ser eficiente sin ser eficaz?, ¿y ser eficaz sin ser
eficiente? La respuesta a ambas interrogantes es afirmativa, pero tiene
consecuencias… aunque la pregunta que muchos siguen buscando se
relaciona directamente a qué es lo que buscan de verdad las empresas en
un empleado.
Aunque muchas veces se trabaja de manera eficaz o eficiente,
prescindiendo de una u otra habilidad, lo ideal en cualquier caso sería
ser eficiente y eficaz a la vez, para poder ser productivos. Eficiencia
+ Eficacia = Productividad.
Eficiencia y Eficacia dentro de una empresa
Para que una organización funcione debe tener, al menos, un mínimo
nivel de eficacia y eficiencia en sus procedimientos. Lo peor que puede
ocurrir es no tener empleados ni eficaces ni eficientes ya que generaría
una actitud vegetativa impidiendo así cualquier posibilidad de competir.
Tampoco se puede desenvolver con normalidad una organización si la
prevalencia de uno de los factores sobre el otro es abrumadora:
- Si el grado de eficacia es muy alto pero la eficiencia es baja,
significa que se privilegia alcanzar los objetivos a cualquier precio;
la adrenalina se mantendrá altísima, pero en el momento de medir el costo de alcanzar los objetivos trazados, habrá sorpresas.
- Si por contra, se propone por objetivo alcanzar un alto grado de
eficiencia por encima de todo, seguramente se ahorrará en gastos pero no
pasará nada extraordinario o fuera de lo normal, lo que también puede
conducir a la desaparición de la organización.
Una situación donde el Management de la compañía se
desenvuelve en un alto grado de eficacia que permite alcanzar los
objetivos planteados al menor costo posible (es decir mayor eficiencia),
debe formar parte de la visión de la organización y de la misión de sus líderes.
Un líder debe considerarse satisfecho de haber cumplido su función y deberá ser reconocido su éxito, cuando alcance el justo equilibrio entre eficacia y eficiencia
en su gestión. No sólo a nivel personal, sino trasmitiéndola a todos
los componentes de su grupo de trabajo. El líder debe procurar que los
integrantes de su equipo estén conformados por una adecuada dosificación
de eficacia y eficiencia a través tanto de sus actitudes y como de sus
aptitudes.
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