martes, 31 de octubre de 2017

¿Se puede contagiar la productividad de tus compañeros?

Un estudio reciente sugiere que si realmente quieres estar concentrado en el trabajo, debes sentarse al lado de algún compañero que esté trabajando duro y rindiendo a un buen nivel.


Todo el mundo sabe que la gripe o los resfriados son contagiosos y que se transmiten entre las personas mediante apretones de manos o estornudos. De hecho, existen un montón de cosas que son contagiosas y no lo sabemos a simple vista por razones que son mucho más difíciles de concretar.

Productividad Contagiosa.pngBostezar es el mejor ejemplo, pero los científicos han demostrado que un montón de otros comportamientos como “la risa tonta” también están ganando terreno. En este caso, no son los virus o bacterias quienes tienen la culpa sino una tendencia inherente a la empatía de las personas, un comportamiento natural propio para reflejar los sentimientos y las acciones de aquellos que nos rodean.

Es una realidad que entendemos cuando por ejemplo buscamos a un amigo que esté contento para indirectamente darnos un empujón de ánimo o cuando esperamos ver las maravillosas cosas que puede aportar el simpático nuevo compañero a la rutina del día a día en la oficina. Y es que también es algo que podemos utilizar a nuestro favor en el trabajo de manera interesante, ya que la concentración y la productividad puede ser contagiosa según sugiere un nuevo estudio. 

Un equipo de investigación belga ha realizado un estudio con 22 participantes mediante una sencilla tarea en la que tuvieron que observar cuadrados en una pantalla y responder rápidamente cuando aparecían ciertos colores. La dificultad de la tarea podría ser marcada como elevada o fácil dependiendo de si respondían sin pensar o si requerían una buen estado de concentración.

El misterio de la concentración contagiosa
La parte interesante sucedió cuando se preguntó a los sujetos que habían realizado el experimento por parejas. Cuando uno de los sujetos del estudio estaba concentrado y trabajando duro porque su ejercicio tenía en unos niveles de dificultad elevados, los investigadores vieron que el compañero que tenía sentado a su lado también aumentó sus niveles de esfuerzo y concentración, independientemente del nivel de dificultad de su tarea. La teoría se reafirmó cuando en otro ejercicio se les taparon las pantallas para que no pudieran ver el ejercicio del otro y no imitaran el comportamiento de su compañero.

"De alguna manera el esfuerzo mental oculto de una persona parecía influir en la otra," dice la investigación realizada por la British Psychological Society

El mecanismo por el que se produce este efecto de contagio no está claro. 
Los investigadores no saben realmente lo que propició que una persona pudiera estar igual de concentrado que su compañero de al lado, pero especularon con que tal vez la postura del cuerpo pudo influir. Es posible que una persona adoptara en algún momento de la prueba una postura corporal más tensa y que su compañero interpretara esto de manera automática en su cerebro como un signo de mayor concentración, imitándolo y generando mayor productividad en su trabajo. Otra de las teorías, algo más extravagante, puede ser que un cambio en el olor de una persona podría también ser posiblemente la base del efecto.

Sea cual sea la explicación exacta el estudio confirma que realmente la concentración es contagiosa. No necesita saber exactamente cómo funciona para ponerlo en práctica. La próxima vez que necesites estar concentrado para trabajar duro en la oficina, trata de encontrar un sitio junto a un compañero que lo veas extra-concentrado y ponte su lado para trabajar.




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