viernes, 15 de octubre de 2010

Más confianza en uno mismo

La vida es para aprender y ampliar horizontes; y aprender es una de las tareas más emocionantes de la vida que, además, nos otorga talento. Tanto los lados buenos como los malos forman parte de usted: intente aceptarlos todos. Y piense que todo el mundo comete errores y tiene debilidades.

La confianza en uno mismo y la firmeza necesaria en el trato con los clientes y compañeros se pueden entrenar. No todo es talento. Neutralizar todo lo que nos hace perder la autoconfianza.

Pregúntese si en su vida hay o ha habido alguien que con sus comentarios y comportamientos haya menospreciado su valor individual como persona. O si nadie le ha apreciado como usted lo hubiera deseado. Si es así esto todavía hoy en día le quita energía y le provoca inseguridad frente a personas con comportamientos similares. Intente cerrar su relación en paz con dicha persona perdonándole.

Análisis de sus puntos fuertes y débiles
Analice quién es usted realmente. Por ejemplo, determinando de forma realista cuáles son sus puntos fuertes y débiles. Para hacer de ello un juego dibuje en un papel un cuadrado y escriba en su centro “yo”. Alrededor anote de cuatro a siete cualidades positivas que le caracterizan.

En las esquinas y aristas de cuatro a siete cualidades negativas que a usted no le gusten mucho de sí mismo. Tanto los lados buenos como los malos forman parte de usted: intente aceptarlos todos. Y piense que todo el mundo comete errores y tiene debilidades.

Cambiar valoraciones negativas
Si cambiamos nuestras valoraciones, cambiamos nosotros mismos y consecuentemente cambiamos nuestro mundo. ¿Qué puede perder si lo intenta? Pues tal y como afirma el experto en personalidad, Samy Molcho: ¡No podremos sacar zumo de frambuesas de un limón agrio, pero sí una dulce limonada! Por lo tanto, anote a continuación todo lo que se reprocharía en su vida:

Yo debería: ...........................................................
Nunca podré: ......................................................
No puedo: ............................................................
Siempre que: ................, entonces: ...............
Yo soy tan: ............................................................

Pregúntese ahora qué pasaría si renuncia a todas estas tesis y se acepta tal y como es, en vez de presionarse continuamente con lo que no es y le gustaría ser.

Aumente su autoestima
Realice el siguiente juego mental: ¿cómo trataría a una persona que respeta y aprecia?. Probablemente le hablaría amablemente, daría importancia a su aspecto, pensaría bien sobre ella. Piense en qué alegría le podría ofrecer, con qué le podría sorprender e imagínese sentirse orgulloso de tenerla como amiga. ¿Qué pasaría si la persona de este juego fuera usted? Pues la autoestima y la seguridad en uno mismo se traducen en primer lugar por la estima y el aprecio hacia uno mismo, mimándose, por ejemplo yendo a comer a su restaurante preferido, levantándose más temprano por las mañanas para hacer deporte (aunque sólo sea correr durante 15 minutos), leer el periódico y desayunar con placer, elogiarse cuando haya hecho algo bien, y sonreír.

Diga “no” a valoraciones negativas
Si se da cuenta de que vuelve a encasillarse en su esquema antiguo (“soy un fracasado”, “soy uno cualquiera del montón”), hágale frente recordando algún éxito logrado, pensando en sus puntos fuertes y en lo que ya ha conseguido y logrado en su vida.

Esté abierto y dispuesto a aprender de otros
Esta actitud también le hará fuerte. Así se permitirá ver cómo otros se enfrentan a problemas y evitará permanecer como un “sabelotodo” con una sola perspectiva al frente, al fin y al cabo la vida es para aprender y ampliar horizontes; y aprender es una de las tareas más emocionantes de la vida que, además, nos otorga talento.

Sea realista
Independientemente de lo que quiera cambiar en su vida, sea realista. No tiene por qué, ni podrá cambiarlo todo de una vez, ni desterrar todas las costumbres malas hasta el punto de que no vuelvan a aparecer.

Propóngase un objetivo alcanzable con plazos de tiempo posibles de cumplir. El ejemplo clásico es el de las personas que desean comenzar a hacer una dieta. El propósito: dentro del plazo más corto posible, adelgazar todo lo posible. Y tras 14 días de dieta la dejamos desanimados. No hemos cambiado y sólo hemos conseguido sentirnos más frustrados. Sin embargo si su intención es firme, debería seguir su plan desde el principio consecuentemente.