jueves, 19 de julio de 2012

El “caso Ballotelli” o cómo manejar un talento díscolo

Ballotelli tiene los ojos arrasados en lágrimas. Ha dicho adiós a la Eurocopa. En la final su selección ha recibido 4 goles. Él, algún golpe de Sergio Ramos. Al día siguiente su cara es el símbolo de la derrota italiana.



Minutos antes de protagonizar esa instantánea Ballotelli había empujado con violencia a su entrenador, Cesare Prandelli. El mismo que ahora tendrá que ver cómo consigue que SuperMario despliegue su talento sin generar un problema nuevo cada semana.

Ballotelli es talentoso, díscolo y muy joven. Un perfil común en el fútbol y en muchas empresas.  Leo Farache, autor de la obra “Gestionando adolescentes”, asume que para trazar un nuevo rumbo con este tipo de personas hay que negociar. Para eso recomienda el uso de la técnica MAAN (mejor alternativa a un acuerdo negociado).  Pone de  ejemplo llevarle a una situación extrema y hacerle ver qué supondría que no se volviera a contar con él en ese equipo, ya sea futbolístico o empresarial.

El comportamiento de Ballotelli  es muy discutible en un vestuario, como lo sería en cualquier oficina. Los ejemplos de su mala actitud se cuentan por decenas. En la Eurocopa celebró un gol insultando. Cuando estaba en el Inter se hizo fotos con  la camiseta del Milán. Para que la persona cambie Farache propone pasar del “tú eres” al “te has comportado”. Hacer ver que los malos hábitos no son algo inherente a ellos sino que pueden cambiar.

Ante la pregunta de si sería positivo realizar concesiones a individuos como este, dado su talento, Farache considera que lo óptimo es el equilibrio. Afirma que hay que mantener el orden que permita “crear sociedad” y, a la vez, mantener la flexibilidad para que cada persona se sienta única y así pueda ejercer su creatividad”.

El liderazgo ante un empleado altivo

Para el autor de Gestionando adolescentes este tipo de jóvenes talentos en cualquier entorno laboral necesitan un mentor. Alguien que le genere confianza y que no tiene porqué ser el entrenador o el jefe de turno. Y eso, dice, lo podemos facilitar “en la familia ocurre igual, buscamos auxilio en hermano mayor o en un tío. Así conseguimos nuestro objetivo sin que la persona perciba que nos está dando la razón”.

Una labor difícil para Prandelli. Y más ahora que hay dudas sobre si los grandes líderes, Buffon y Pirlo, volverán a una fase final con la azzurra. Ellos dos vieron cómo la roja les pasó por encima aquel domingo de julio. Para Ballotelli no era la primera mala experiencia  con España. Cuando tenía 16 años vino a Barcelona. Podía convertirse en una nueva estrella de La Masia. Jugó tres partidos. Marcó varios goles. Sin embargo el club azulgrana no lo fichó por su carácter. Como recuerda Farache las organizaciones tienen que saber ver si interesa incorporar a esos talentos que sean perjudiciales.


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