Por fin has conseguido el puesto de trabajo de tu
vida. Tu currículo, experiencia, iniciativa, don de gentes... todo te ha
ayudado a conseguirlo. Pero sabes muy bien que lo que realmente ha
puesto el broche de oro a tu candidatura ha sido una recomendación.
En este caso te enfrentas a una doble responsabilidad: demostrar que
realmente vales y, por supuesto, tener una actitud impecable para no
dejar en mal lugar al padrino, cuyo voto de confianza ha agilizado tu
incorporación a un nuevo empleo. En definitiva, tienes que dejar claro
que estás preparado para el puesto y que no estás ahí por tu cara
bonita.
La selección
José Manuel Mas, director general de Experis, asegura que, al margen de recomendaciones, “el candidato tiene que explicar su valor profesional en las entrevistas a las que se enfrentará en el proceso de selección. Es el momento para exponer, con ejemplos, casuística y experiencias, su capacidad para asumir ese puesto y el valor que puede aportar”. Mas advierte que el proceso de selección no difiere del de una persona que no viene avalada: “Se hacen las mismas preguntas, las mismas pruebas y se contrastan las referencias necesarias”.
José Manuel Mas, director general de Experis, asegura que, al margen de recomendaciones, “el candidato tiene que explicar su valor profesional en las entrevistas a las que se enfrentará en el proceso de selección. Es el momento para exponer, con ejemplos, casuística y experiencias, su capacidad para asumir ese puesto y el valor que puede aportar”. Mas advierte que el proceso de selección no difiere del de una persona que no viene avalada: “Se hacen las mismas preguntas, las mismas pruebas y se contrastan las referencias necesarias”.
Tu trabajo para dejar claro que eres el mejor comienza en la
selección. Recuerda que, aunque una recomendación ayuda, no es
definitiva. Puede que, en algunos casos, quien selecciona te exija más.
Sergio Hinchado, director comercial de Hays, recuerda que es
importante diferenciar lo que es una recomendación de su versión más
tóxica, el enchufe: “Las posibles capacidades y valía del profesional
pierden credibilidad cuando éste se incorpora a un equipo de trabajo”.
Para evitar este tipo de rencillas internas entre compañeros, este
consultor recomienda discreción: “Lo ideal es que nadie más, aparte del
jefe directo y el departamento de recursos humanos, sepa que el
profesional viene apadrinado”.
Sin embargo, cuando es público y notorio que el nuevo viene
recomendado, por ejemplo cuando es el hijo del jefe, es inevitable. En
este caso, el comportamiento del profesional debe ser impecable, de lo
contrario, un error que en otros pasaría inadvertido, se magnifica hasta
ser una lacra.
Las recomendaciones ayudan a conseguir un puesto; hacerte merecedor del mismo depende sólo de ti mismo.
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