¿Te gusta que tu jefe confíe en ti? ¿Te
gusta asumir nuevos retos? ¿Te gusta progresar en tu carrera? Imagino
que la respuesta es siempre sí…. Ahora, piensa en alguien que dependa de
ti. ¿Qué crees que contestaría a esas tres preguntas? Probablemente, lo
mismo.
Pues entonces, igual que te gusta que
deleguen en ti, debes delegar en tus colaboradores. Y entonces, ¿por qué
no delegas? Ah, ya sé. Tienes algunas justificaciones: “Mejor lo hago
yo mismo” – “No tengo tiempo suficiente para delegar, porque significa
enseñar primero al otro”- “No sé si mis colaboradores serán capaces”-
“Resulta más rápido y más eficaz asumir los problemas de los
colaboradores que enseñarles a lidiar con ellos” - “Mis colaboradores
ya están muy ocupados”- “Tengo la sensación de perder el control”– etc.
O, como decía un chiste: “Me gustan las cosas hechas a mi manera, pero
hechas por otro”.
Ojo, delegar no consiste en trasladar
patatas calientes o “marrones”, no. Ni asignar tareas cuando estás
sobrecargado, ni traspasar todos los trabajos desagradables, ni dar en
el último momento todo lo que no has podido terminar, ni pretender que
lo hagan a nuestra manera. Delegar es, ni más ni menos, la capacidad de
conseguir que los colaboradores dispongan de la información y de los
recursos necesarios para tomar decisiones y lograr sus objetivos.
Disculpa que me entrometa tanto en tu
vida, pero… ¿tienes hijos? (no es lo mismo, pero también ayuda si tienes
sobrinos). El “babysitting” o contratación de “canguros”, tal como se
dice en España, me parece el ejemplo más poderoso de delegación… El
trabajo de cuidar a nuestros hijos durante unas horas o días lo hace
otra persona, en quien depositamos nuestra total confianza, pero la
responsabilidad final es nuestra (y lo sentimos así). Podemos darle
algún consejo a la canguro (“ponle una película”, “si llora, haz esto”,
“en caso de problema, me llamas al móvil”, etc.), pero eso no quita que
estamos dejando en sus manos lo más importante que tenemos… ¿Cuál es la
base de la contratación de una o un “canguro” o babysitter? La
CONFIANZA.
Delegar es ante todo una cuestión de
confianza. Si tienes gente a tu cargo, delegar es una de las facetas más
importantes de tu trabajo. Como manager, tu trabajo no es “hacer”, sino
conseguir las cosas (los objetivos) a través de tus colaboradores. Así,
podrás emplear tu tiempo en planificar, organizar, dirigir, controlar,
innovar, entrenar, lograr los objetivos, y no en apagar fuegos,
responder a interrupciones o corregir errores. Delegar significa asumir
que el colaborador hará las cosas a su manera (y tú sigues siendo el
responsable final). Delegando, aliviamos nuestra presión de tiempo y
proporcionamos a nuestros colaboradores la oportunidad de desarrollar
sus habilidades en la toma de decisiones y en la resolución de
problemas. Así, además de fomentar su creatividad e iniciativa, les
motivamos y les ayudamos a descubrir de lo que son capaces. Y, muy
importante, logramos incrementar los resultados del equipo con el
beneficio añadido de liberarnos de algunas actividades. Por tanto,
delegar permite crecer a nuestra gente en la organización, y, además nos
empuja y hace mejorar como directivos. Delegando, fortalecemos también
nuestra propia posición…
Motivación y Más
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