jueves, 26 de febrero de 2015

Qué ganas si tu empresa te convence de que no te vayas

Puede resultar incómodo que te eches atrás a pesar de haber decido irte de tu compañía y haberlo comunicado. Si te han convencido para que no lo hagas, puedes resolver los problemas que surjan. 
 
Imagina por un momento que dejas tu puesto para trabajar en una empresa de la competencia y tu compañía te convence para que te quedes.
 
Volver al mismo empleo con los jefes de siempre y con aquellos compañeros a los que estabas dispuesto a abandonar puede ser difícil. Nuestra reputación se puede ver afectada y nuestra carrera, estancada. Además, los compañeros pueden mostrarse recelosos si el jefe nos ha ofrecido un aumento para que nos quedemos.
 
Sin embargo, los estudios demuestran que, al menos en el 50% de los casos, quedarse no plantea serios problemas.De hecho, supone una oportunidad para estrechar los vínculos con los compañeros y para que nuestra empresa nos ponga las cosas más fáciles.
 
Angela Trombatore le pidió a su superior que le asignara más responsabilidades en su puesto de especialista en marketing. No obtuvo ninguna respuesta de la compañía hasta que encontró otro empleo. Entonces fue el propio director de la firma el que llamó a su despacho y le preguntó: "¿Qué podemos hacer para que te quedes?", ofreciéndole un aumento, un nuevo puesto y nuevas responsabilidades. Trombatore se sintió muy incómoda cuando les tuvo que explicar a sus compañeros que se quedaba después de haberse despedido de todo el mundo. No obstante, sus colegas le mostraron su apoyo y la empresa le recompensó con numerosos ascensos hasta que, cuatro años después, cambió de empleo.
Situación incómoda
En cualquiera de los casos, no deja de ser un momento un tanto confuso. Tras intentar abandonar su empresa para incorporarse a otra, Nick Coppola se encontró un día entre la espada y la pared. Su jefe le ofreció un aumento y le prometió una redistribución de sus tareas para que se quedara. La empresa rival contraatacó con otra oferta. "Fue la situación más estresante de mi vida", recuerda Coppola, ingeniero de redes. Para evitar decepcionar a su jefe, con el que tenía buena relación, decidió quedarse.
 
Sin embargo, su empresa al final acabó por no cubrir las necesidades que le habían llevado a tomar la decisión de no irse. "Después de un mes, me di cuenta de que me había equivocado", asegura. Meses después, acabó abandonando la compañía, decepcionando a las personas a las que tanto intentaba agradar. Coppola dice ahora que lo mejor habría sido centrarse en las razones por las que había decidido dejar la empresa desde un principio.
 
Ese tipo de situaciones son cada vez más comunes, ya que a las empresas les resulta más difícil encontrar empleados con buen nivel de formación. Según las agencias especializadas en contrataciones, las organizaciones están intentando retener a sus mejores empleados a través de contraofertas. Las propuestas suelen incluir un aumento de sueldo, un nuevo puesto de trabajo y nuevas tareas.
 
A algunos jefes les da pánico la perspectiva de que alguien que ocupa un puesto importante se vaya, y prometen lo que sea necesario para retener a un empleado. No obstante, en cuanto encuentran un sustituto, no dudan en reemplazarlo.
 
Quedarse no siempre es un camino de rosas. "A algunos de los trabajadores que han anunciado su marcha pero que después deciden quedarse donde estaban les suele costar trabajo recuperar la confianza de sus superiores", asegura Kathy Robinson, asesora de ejecutivos. "Es importante que los jefes sepan que estamos contentos de habernos quedado en la empresa", añade.
 
Robinson también explica que, en ocasiones, si otros trabajadores saben que la compañía ha hecho un esfuerzo por retener a un compañero, "puede producirse una reacción en cadena".
 
Según un sondeo de World atWork, parece que la relación de los empleados con sus superiores empeora en un 9% de los casos tras haber aceptado una contraoferta.
 
Algunos trabajadores vuelven a sus antiguos empleos cuando la emoción del nuevo puesto se desvanece. Hace dos años, Chris Bryan aceptó un importante incremento salarial para unirse a una start up simplemente para satisfacer su naturaleza ambiciosa y competitiva. No tardó en arrepentirse. El fabricante de software Qlik, la empresa de la que se fue, ofreció a Bryan un salario inferior para que volviera, ya que la tecnológica no tiene por costumbre realizar contraofertas. Bryan se dio cuenta de que echaba de menos cosas de Qlik "que el dinero no puede comprar".
 
En cualquier caso, los expertos señalan que, antes de abandonar un empleo, conviene mirar la situación con perspectiva y reflexionar sobre lo que tenemos. 
 
 

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