Ha sido la reciente lectura del libro de Andrew J Smart¸ “El
arte y la Ciencia de no hacer nada” cuando se ha abierto ante mí una
brecha entre lo que consideraba “hacer el vago” o “perder el tiempo” y
“tener un descanso creativo”.
Este
experto en el campo de la neurociencia nos intenta concienciar de algo
que, aunque cae por su lógica, hemos abandonado en aras de una
productividad máxima que defiende el trabajar el mayor número de horas
posibles para así poder sacar adelante el mayor número de tareas que nos
permitamos, alcanzando así la excelencia en nuestro trabajo.
Smart ataca el pensamiento de que la Multitarea nos
hace más eficaces, ya que al estar haciendo varias cosas a la vez
perdemos capacidad de concentración y también eficacia, ya que los
resultados son inferiores que si estuviéramos absolutamente concentrados
en una tarea solamente en un tiempo determinado.
Smart defiende
que cuando nuestro cerebro está en estado de reposo se vuelve más
creativo, poniendo varios ejemplos en la historia de la humanidad que
apostillan su estudio:
- Isaac Newton estaba descansando debajo de un árbol, cuando le cayó una manzana mientras estaba en un estado de ensoñación, pudiendo así instalar en su cerebro una de sus famosas leyes físicas que han pasado a la historia.
- El pensador Rene Descartes solía levantarse bastante tarde. Según su biografía los Ejes X e Y que constituían las coordenadas cartesianas se la aparecieron mientras estaba tumbado en su cama observando ensimismado y absolutamente absorto.
- La palabra “Eureka” viene de un estado de ensoñación que nos hace despertar creativamente al descubrimiento logrado, de manera repentina.
En muchas ocasiones nos dicen que parece que estamos “soñando despiertos” como
en un estado de embobamiento, quedándonos absortos en nuestros
pensamientos más profundos. Hace tiempo se tildaba de “idiotas” a
aquellos que estaban en esa actitud. Hoy, gracias a la neurociencia,
estamos descubriendo que “soñar despierto” tiene consecuencias creativas
importantes.
La
mayoría de los creativos, artistas, pensadores, tienen pensamientos
“ensoñadores” que rozan lo melancólico y la situación de “dormir
despierto”.
Son nuestros sueños los
que nos hacen afrontar grandes retos y metas. Cualquier cosa que se
hizo en la historia, antes fue “soñada” por sus creadores. Ejemplos más
actuales como los “Teléfonos inteligentes” o las “tabletas” colocan al
ser humano en un estado de “ensoñación” que hace que la humanidad avance
de forma imparable.
El
descanso creativo tiene que ser una reflexión interior para todos
aquellos que creen que son “mejores” por hacer más cosas durante más
tiempo.
Ese espacio a la creatividad debe llegar también a las empresas. Pocas organizaciones se plantean tener “espacios de descanso” que realmente se transformen en “espacios de concentración y creatividad”.
La
famosa moda de espacios abiertos, frente a oficinas con despachos
cerrados, ha conseguido que nuestro cerebro reciba multitud de estímulos
y que le sea bastante complicado concentrarse. Sin lugar a dudas esto
influye, irremediablemente, en los resultados de las personas y de los
equipos de trabajo.
Una
costumbre tan española, como es la siesta, que consistía en un pequeño
descanso después de comer, que es cuando nuestro cuerpo demanda un
espacio de pequeño sueño, se ha perdido en aras de la “productividad”,
mal entendida por empresas y jefes, que consiguen que sus empleados se
vuelvan ineficaces por el cansancio acumulado.
RRHH Magazine
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