lunes, 4 de septiembre de 2017

Cómo fomentar la competitividad sana en los equipos

Saber ‘hacer equipo’ y sacar el máximo rendimiento a los empleados son dos de las cualidades que todo gran líder debe tener, si lo que busca es mejorar la productividad en la empresa. Para ello, desde Up SPAIN, una empresa especializada en beneficios sociales para empresas, recomiendan apostar por los incentivos con el fin de potenciar la motivación y lealtad hacia la empresa.
Las competiciones corporativas son un recurso comúnmente utilizado por las empresas con el fin último de lograr sacar el máximo potencial de las personas que componen la corporación. Sin embargo, no hay que confundir la búsqueda de los mejores líderes de equipo, las personas más eficientes y productivas o aquellas que mejor se comunican o trabajan, con crear un ambiente hostil, envuelto de envidias y reproches.

El papel clave en esta compleja estrategia lo desarrollan los líderes de la organización, los responsables del área en cuestión o la mismísima cúpula empresarial. Éstos son los encargados de guiar a los empleados en dichas competiciones laborales, que pueden venir fijadas por los plazos de entrega de proyectos más cortos, los mejores resultados o la idea más novedosa aportada al proyecto.

Estos concursos pueden servir para inspirar a toda la plantilla sobre los valores que busca impulsar la empresa: la colaboración, la empatía, la eficiencia, la orientación a resultados o clientes… Pero ¿cómo se logra despertar el interés de los profesionales por este tipo de iniciativas?

Según Up SPAIN, una empresa especializada en beneficios sociales para empresas, una buena manera de canalizar la concentración y foco de los empleados es ‘tentándoles’ con premios vinculados a beneficios sociales.

Si bien las recompensas monetarias siempre son un gran atractivo para los trabajadores, su efecto en la memoria tiene un recorrido limitado. Sin embargo, poder disfrutar de beneficios sociales a corto, medio y largo plazo revierte en una mejora de su perdurabilidad en el recuerdo de quien logra acceder a ellos.

Para ello, es importante que previamente la compañía, a través de sus recursos humanos, analicen el perfil de sus trabajadores. ¿Hay padres con hijos a su cargo? ¿Cuál es la media de edad de los empleados? ¿A qué dedican su tiempo libre, fuera de la oficina?

En definitiva, tal y como apuntan desde Up SPAIN, se trata de identificar qué es lo que mueve a la acción a los empleados. ¿El resultado? La empresa podrá generar premios y recompensas que vayan acorde con las expectativas de los trabajadores ya que, según advierten estos expertos en beneficios sociales, una discordancia de las iniciativas con los deseos personales puede generar una mala experiencia y elevados niveles de frustración.
Una vez llevada a cabo esta fase, hay que concretar el plan. Por ejemplo, si resulta que los empleados tienen cargas familiares, una buena opción es proporcionarles un servicio de guardería. Si se trata de una plantilla joven, con hábitos comunes ligados al deporte ¿por qué no proporcionarles actividades lúdicas que disfrutar fuera de la jornada laboral?

Otra opción, cada vez más extendida, son las ayudas a la comida. Si observamos que un grupo se reúne habitualmente para comer, ¿por qué no premiarles con cheques Gourmet? O si para ahorrar costes, comparten vehículo, ¿por qué no proporcionales ayudas al transporte?

La clave está, según Up SPAIN, en identificar qué motiva a los trabajadores para después enfocar los objetivos y el diseño de la acción en la misma línea de los intereses de la empresa. En este sentido, si lo que se pretende es mejorar la sostenibilidad de la compañía, implicando a los empleados en el proceso, se puede crear un concurso que vaya dirigido a recompensar a aquel trabajador o departamento que más kilómetros recorra en transporte público.

Si son los hábitos de vida lo que preocupa a la empresa, se puede competir por ver quién compone el menú más sano o cuáles son las recetas saludables más usadas por los trabajadores.

Y es que tal y como señalan desde Up SPAIN, al final, lo que importa no es tanto el qué, el cómo o el cuándo, sino el por qué se hace desarrolla la acción: hacer equipo, incrementar la motivación, mejorar el bienestar laboral y, por tanto, aumentar la productividad y fidelidad del empleado con la empresa.


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