lunes, 29 de enero de 2018

¿De verdad tenemos un nivel de inglés tan bajo los españoles?

Hay millones de artículos escritos sobre lo mismo: ¿por qué los españoles, por lo general, siempre vamos arrastrando el inglés? ¿Es vergüenza por hablarlo, pereza por aprenderlo o tiene que ver que la calidad de la enseñanza de idiomas? ¿O es una mezcla de estos tres factores?
Si hace unos días el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apuntaba que, en España, el 59,1% de la población dice no saber hablar, leer ni escribir en esta lengua, ayer Cambridge University Press publicó un informe que afirma que los españoles tenemos el peor nivel de inglés de toda la Unión Europea. ¡Auch! Es una afirmación que duele un poquito… ¿no?
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Aprobamos por los pelos: un 2,67 sobre 5.
Sin embargo, con estos datos en la mano cabe preguntarse por qué. ¿Por qué parece que el inglés sigue siendo la asignatura pendiente de los españoles y que en las comparaciones con otros países vamos a salir perdiendo siempre?
Para uno de los Learning and Training Manager de Diverbo y uno de nuestros coordinadores de máster, la raíz del problema viene de la historia y la geografía española: “España nunca ha tenido necesidad de aprender inglés. No es como, por ejemplo, Noruega, donde son menos habitantes y están rodeados por otros países con los que han tenido que interactuar. España, con su dictadura, tuvo una perspectiva más aislada”. Una brecha, no obstante, que, afirma, se está acortando con el paso del tiempo y eso se refleja en las grandes diferencias que existen entre españoles de diferentes generaciones. “Los chavales de hoy en día están mejorando un montón. No tienen nada que ver los niños de ocho años con las personas de 30 ó 40”.

Y es que hay que quedarse menos en el problema y “buscar una solución para cada persona”. Además, hay que recordar que existen “otras dinámicas” más allá de la “clase tradicional española en la que los profesores hablan y los alumnos se limitan a escuchar”. Adquirir más práctica y mejorar las habilidades para hablar en público deben ir de la mano con el aprendizaje del inglés.
“También es, en parte, algo cultural: los estadounidenses, por ejemplo, son muy partidarios de hablar en público aunque tengan un nivel muy básico de idioma. No les da vergüenza. Sin embargo, en España no se fomenta la aptitud de hablar en público, siempre está el miedo a que te critiquen a la hora de hacer una presentación, que suele ir unido a ‘Uy, qué mal nivel de inglés tengo'”, opina Germán García, de nuestro departamento de Recursos Humanos, que señala la inseguridad de los españoles como uno de sus principales problemas para dominar el inglés.
Es común que haya gente con un gran nivel de gramática que sigue teniendo vergüenza a expresarse en voz alta, a pesar de que hoy en día el inglés es algo “fundamental” para encontrar trabajo.
“Desde mi experiencia previa como consultor, casi todos los clientes, por no decir todos, pedían nivel alto de inglés en sus candidatos”, afirma Germán. Aunque matiza que lo de “alto” no va unido a un inglés perfecto, sino a que la persona sea capaz de mantener una conversación en inglés, que conociera el vocabulario específico de su sector y que tuviera la capacidad para, por ejemplo, hablar por email o saber escribir un informe en esta lengua.
Además, el inglés ya no es un must para encontrar trabajo, sino también para prosperar en tu empresa. “Si quieres crecer en una gran empresa es algo básico. Lo demandan. Y puede que no vayas a utilizar el idioma en el día a día, pero sí potencialmente, y eso hace que lo pidan como requisito”.
Lo que está claro es que, como apuntaba nuestro coordinador de máster, quedándose en el problema y en el análisis de las causas no se consigue lo importante. Hay que fijarse en las consecuencias para tomar consciencia de que, si el inglés está tan presente en nuestras vidas, tal vez tengamos que cambiar la mentalidad y dejarlo entrar sin prejuicios ni vergüenza. Ya no sólo para mejorar a nivel laboral, sino también para abrir nuestra mente a otras culturas y relacionarnos con otras nacionalidades. ¿Quién no quiere tener un amigo noruego o ir a Estocolmo y ser capaces de pedir una copa o un café en un bar?


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