El miedo viene provocado por situaciones de descontrol en el trabajo. Un buen líder tiene que aprender a lidiar con estos problemas, tomar decisiones rápidas y no perder las formas ante su personal.
Para entender el miedo y la confianza en el trabajo, lo primero es saber que todo el mundo siente miedo alguna vez. Tanto las personas que pensamos que son las más valiente como las que muestran mayor inseguridad en algún momento temen, pero la forma de manejar la situación es de forma distinta. Un líder intrépido es aquel que sabe gestionar ese temor ante determinadas situaciones críticas que se plantean en la organización. La revista Forbes define tres características de un buen líder ante una situación de crisis.
No reaccionar en el momento
El trabajo es un lugar fácil para mostrar las emociones fuertes. Todo el mundo está bajo presión en el trabajo, y cuando algo sale mal lo más fácil para un gerente que hacer es enojarse. Pero, ¿de qué serviría esto realmente? El enfoque de un buen líder no está en juicio y culpa, sino más bien en mantener el nivel del equipo alto. Ellos saben que van a llegar al fondo de lo que salió mal. Van a averiguar lo que no funcionó correctamente en su sistema y van a arreglarlo.
Cuando se comete un error o se crea una tesitura crítica no podemos dejar que la adrenalina nos sobrepase y actuemos por impulsos. Lo primero, por supuesto, es solucionar el problema. Una vez la conmoción se ha superado y el problema resuelto Liz Ryan, CEO y fundadora de Human Workplace, considera que es mejor dejar pasar el día sin hablar sobre el tema, pues es posible que ni el empleado sepa que fue lo que salió mal. Al día siguiente se le habla. Vas a preguntar a su compañero de equipo que pudo ocurrir y hablas con el empleado. Esta es la mejor forma para conseguir saber que sucedió y tomar medidas ante situaciones futuras, de los errores se aprenden.
Asumen la buena intención del empleado
Una señal segura de un gerente llena de miedo es decir cuando algo va mal “¡Lo sabía!”. Su miedo les pone en un estado de pánico. Se olvidan de que la gente va a trabajar para hacer un buen trabajo. Nadie hace su trabajo mal a propósito. Es necesario tener esto claro y no tomar medidas precipitadas ni actuar contra un trabajador que en un momento determinado haya podido cometer un error. Dialogar de forma calmada puede llevar a la solución del problema sin necesidad de crear un estado negativo en la oficina. Esto no solo beneficia a la resolución del conflicto sino que también favorece a la empresa, a que haya un buen estado de ánimo, los trabajadores estén contentos y el trabajo sea más productivo.
Asumen su responsabilidad
La responsabilidad de un manager es prácticamente absoluta. Cuando algo sale mal como líder no se puede culpar a nadie, un empleado tiene la supervisión de un superior pero el líder es la máxima responsabilidad. Los líderes fuertes asuman la responsabilidad de todo lo que sucede en sus departamentos, tanto bueno como malo. No culpan a sus empleados por percances.
No es difícil cambiar el enfoque del miedo y aumentar la confianza. Sólo se necesita paciencia y conciencia de sí mismo. En necesario confiar en uno mismo lo suficiente como para confiar en los compañeros del equipo.
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