martes, 5 de febrero de 2013

¿Cómo puedo estirar el tiempo?

  • El experto Steve Taylor señala como nuestra percepción del tiempo depende de la información nueva que asumamos.
  • Cuanto más rutinaria sea nuestra vida más rápido nos parecerá que ha pasado.

“Para encontrar la calma necesitas tiempo; para mirar al cielo quiero tiempo, para decirle al jefe quiero tiempo; para currar yo mido siempre el tiempo”. Estos versos están extraídos de la canción Tiempo de Carlos Jean. Ese bien tan ansiado y que parece que se nos escapa entre las manos. Ese bien que cada año que pasa, pasa más deprisa ¿Por qué ocurre esto?

Steve Taylor, profesor de la Universidad de Manchester y autor de Making time: Why Time Seems to Pass at Different Speeds and How to Control it, determina que el tiempo no lo marca tanto el reloj como nuestra experiencia con el mismo. Taylor defiende que nuestra percepción de lo rápido o lento que pasan las horas está relacionado con la cantidad de información que recibimos.

Seguro que más de una vez han oído, o dicho, aquello de “a partir de los 30 el tiempo pasa mucho más deprisa”.  Y es cierto, si nos ajustamos a estas teorías. Taylor distingue entre dos fases en nuestra vida. La primera va hasta los 5 años. La segunda a partir de entonces. En la primera experimentamos y descubrimos tanto que supera a 75 u 85 años del resto de vida.  “Los niños experimentan todo por primera vez (…) además tienen una visión del mundo extraordinariamente intensa, una percepción arrolladoramente fresca. Están increíblemente despiertos ante el mundo que los rodea y por eso el tiempo pasa más despacio para ellos”. Con los años nos acostumbramos a nuestra realidad. Hay menos cosas que nos sorprendan, el tiempo ya no se estira igual.

Una cita de Einstein describe esto a la perfección: “Pon tu mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica bonita durante una hora y te parecerá un minuto. Eso es la relatividad”.

Ante esto el profesor inglés nos recomienda una vida “repleta de todas las experiencias nuevas que sea posible. Si vive una vida rutinaria, el tiempo siempre se acelerará, pero si hace el esfuerzo de viajar a nuevos lugares, de exponerse a nuevas situaciones, nuevos retos -incluyendo algo tan sencillo como cambiar el camino al trabajo, o un nuevo pasatiempo-, el grado de novedad desacelerará el tiempo.

Tras analizar estas teorías volvemos a los versos. Como escribió Juan Manuel Caballero Bonald, “somos el tiempo que nos queda”. En nosotros está cómo vivirlo.



No hay comentarios: