En mi primer artículo, glosé el trabajo
de Graham Wallas que ya en 1926 escribió “The Art of Thought” en el
que presentaba su modelo: preparación, incubación, iluminación y
verificación.
También mencionaba a Arthur Koestler
como otro de los grandes autores que habían escrito sobre la innovación y
su proceso mental. En este segundo artículo vamos a revisar sus
planteamientos. Pero visitaremos también brevemente algunos otros
autores relevantes.
En 1939 James Webb Young publica
“Techniques for Producing Ideas” en el que podemos leer: “el hábito de
la mente que conduce a la búsqueda de relaciones entre hechos es de la
máxima importancia para la producción de ideas”. La creatividad consiste
simplemente en conectar ideas. La producción de ideas es un proceso tan
claro como la producción de Fords; la producción de ideas también tiene
una cadena de montaje y la mente sigue una técnica operativa que puede
aprenderse y controlarse. Propone Young dos principios esenciales para
crear: que una idea es una combinación nueva; y que la capacidad para
generar combinaciones nuevas depende de la habilidad para ver relaciones
entre elementos diferentes. Por lo tanto, para la producción de ideas
es de la máxima importancia cultivar el hábito metal que nos lleva a la
búsqueda de relaciones entre hechos. Presenta Young los cinco pasos del
proceso:
Paso 1. Reunir material nuevo, desarrollar un conjunto amplio de “primeras materias”
Paso 2. Digerir el material. Palpar los diferentes elementos del material y recorrerlos con los tentáculos de la mente.
Paso 3. Procesamiento inconsciente. Es importante no hacer “esfuerzos de naturaleza directa”.
Paso 4. El momento “ajá”. Todo hace click en esta fase y aparece la idea, sin saber de dónde viene.
Paso 5. La idea se
enfrenta a la realidad. “El frio y gris amanecer de la mañana siguiente”
en el que la idea recién nacida se confronta con la realidad.
Pasamos ahora a Arthur Koestler.En 1964
escribe “The Art of Creation” en el que acuña el término bisociación
para ilustrar la naturaleza conbinatoria de la creatividad, que
proviene de la maquinaria mental preparada para el reconocimiento de
patrones de la mente y exige la síntesis de las “primeras materias” para
llegar a ideas nuevas.
Dice Koestler: “ he acuñado el término
“bisociación” para distinguir entre las habilidades ruitinarias de
pensar en un único “plano”, y el acto creativo que siempre opera en más
de uno. El primero puede denominarse de una sola mente y el último de
mente doble, estado transitorio de equilibrio inestable en el que se
alteran tanto el pensamiento como la emoción”. Añade que las formas de
esta inestabilidad creativa incluyen el humor, el arte, la ciencia; en
un capítulo sobre las variedades de humos explora cómo la teoría de la
creatividad por bisociación puede aplicarse para analizar cualquier
espécimen de humor.
A continuación reproducimos un manuscrito de Koestler:
“El acto creativo implica varios niveles de consciencia. A medida que
aumentan las dificultades se hacen más necesarias las guías pre y extra-
conscientes; pero en el acto verdaderamente creativo tanto en la
ciencia como en el arte, juegan un papel decisivo niveles subterráneos
de la jerarquía que normalmente están inhibidos en los estados de
vigilia”. Nos está hablando de nuestra parte inconsciente, radicada
fundamentalmente en el hemisferio derecho del cerebro.
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