Aunque cada vez está más claro que las emociones son importantes a tener
en cuenta, todavía hay muchos líderes y jefes que no se sienten del
todo cómodos con ellas. Un buen líder debe ser capaz de reconocer en
otros y en él mismo las emociones y ser capaz de gestionarlas.
Las emociones esenciales del liderazgo
Para mí la clave del liderazgo está en
ser un ejemplo para los demás, partiendo siempre de lo mejor de sí
mismo, de ese modo se puede extraer lo mejor de los demás. La clave es
despertar emociones en los demás, pero no cualquier emoción, sino las
más adecuadas según el momento y las situaciones. Si conseguimos
despertar emociones en los demás estaremos informándoles e invitándoles a
la vez a ponerse en acción.
Lo principal es hacer un análisis de uno
mismo, centrarse en qué piensas, sientes y en cómo actúas en cada
momento, sobre todo en los que son más delicados o importantes (aquellos
que tienen que ver con las personas de tu equipo). Esto no es nada
fácil, requiere de práctica y entrenamiento como casi todas las
habilidades nuevas que uno desea adquirir.
Cada persona nace con un nivel de
inteligencia diferente (en cada uno de los tipos de inteligencia que
existen o se han detectado hasta ahora) y lo mismo sucede con la
inteligencia emocional. La suerte es que podemos entrenar este tipo de
inteligencia.
¿Cuáles son las emociones esenciales del liderazgo?
Miedo, rabia/ira, tristeza, alegría y amor.
La ansiedad es la anticipación de un miedo futuro, por lo que su base es el miedo.
En realidad las emociones se pueden resumir en 2 que digamos serían las emociones base o la raíz de las que surgen las otras.
Hablamos del miedo y el amor.
Del miedo surge la rabia y la ira como modo de respuesta al sentirnos
excluidos, no sentirnos respetados, etc. Del miedo también surge la
tristeza, pues el miedo de base es estar solo por no ser querido y al
ser seres sociales por extensión miedo a morir.
El amor permite crecimiento, compartir, explorar, agradecer a otros,
respetar, cuidar… y genera satisfacción que llevada al extremo sería
alegría.
Las personas que lideran desde el amor son las que más resultados
consiguen, pues no es el amor entendido como el amor paternal protector
que te cuida y enseña, sino el amor que se basa en prestar atención a
otros, aceptar a otros, mostrar afecto o aprecio por lo que otros hacen y
por ellos mismos y darles la libertad de elegir y actuar. Hablamos del
amor con mayúsculas.
Una de las emociones que más imponen a directivos es la tristeza o el
miedo cuando son expresados a través de lágrimas. Es importante dejar
que la persona llore en lugar de taparlo, quitarle importancia o hacer
como si nada. Llorar cura y sana.
A la larga el cuerpo siempre llora las lágrimas que los ojos se
niegan a derramar. Por lo que si queremos tener un equipo sano en todos
los sentidos si algún día alguno de ellos lo necesita es importante
saber dejarle llorar.
Algunas cuestiones para la reflexión personal:
¿Sé que emociones siento habitualmente? ¿Son las mismas con todos los miembros de mi equipo?
¿Identifico que pensamiento me ha llevado a ese sentimiento o emoción?
¿Sé cómo actúo cuando estoy en cada una de las emociones?
¿Comprendo el alcance de mis emociones y acciones? ¿Intento descubrir qué emoción sienten otras personas de mi equipo?
¿Les acompaño cuando surgen emociones esenciales que no sean la alegría y el amor? ¿Huyo de alguna emoción en particular?
Etc. porque podríamos seguir así hasta pasado mañana y no es plan, jeje
Un abrazo!
Sabina Serrano
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