Entre los nuevos modelos de empleo que se centran en proyectos y tareas
concretas destaca la 'nube humana' virtual de empleados dispersos por el
mundo. Una fórmula que recompensa a los trabajadores por su
productividad, sin importar su ubicación.
Desde su cueva en su casa de Rhode Island, Set Sar
gana dinero permitiendo que una compañía registre hasta el más mínimo
movimiento de sus ojos a través de la webcam de su ordenador.
A
unos 16.000 km de distancia, Adi Nagara estudia una industria indonesia
para una consultora desde su casa de Yakarta. Aunque hacen tareas
distintas por sumas muy diferentes en distintos extremos del mundo,
ambos están conectados. Son miembros de la nube humana.
Las
empresas empiezan a ver la nube humana como una nueva forma de
trabajar. Los empleos se dividen en cientos de discretos proyectos o
tareas, y luego se dispersan por una nube virtual de trabajadores que
podrían estar en cualquier parte del mundo, siempre que dispongan de una
conexión a Internet.
Algunas tareas son tan simples
como buscar teléfonos en la Red, escribir datos en una hoja de cálculo o
ver un vídeo mientras una webcam registra los movimientos de
tu ojo. Otros, como escribir un código o completar un proyecto de
consultoría a corto plazo, son más complejos. El nexo que los une es que
son tareas ejecutadas por encargo y a distancia por personas que son
trabajadores independientes. Las firmas gastaron entre 2.800 y 3.700
millones de dólares (entre 2.460 y 3.250 millones de euros) a nivel
global el año pasado en pagos a trabajadores y en las plataformas que
actúan como intermediarias en la nube humana, según un informe de Staffing Industry Analysts.
Para
sus defensores, la nube humana promete acabar con la falta de talento,
mejorar el empleo y crear una meritocracia en la que los trabajadores
sean recompensados únicamente por su productividad, sin importar su
ubicación, educación, género o raza.
Lo que se ve en la nube es un salvaje oeste
de talleres clandestinos virtuales no regulados, que rompe el sector de
los servicios en sus partes constituyentes, y que hace a la gente
competir en una carrera mundial en la que sólo puede haber perdedores.
Que
la nube humana sea más una utopía o una distopía depende en parte de
dónde te encuentres en la jerarquía. Set Sar está cerca del fondo. Se
unió a la nube humana a través de Mechanical Turk de Amazon, un portal
administrado por el minorista de Internet donde peticionarios pagan a
los Turkers por hacer pequeñas tareas sencillas en las que los
humanos siguen destacando sobre las máquinas, como transcribir archivos
de audio, rellenar encuestas o etiquetar fotografías con palabras claves
relevantes. Amazon denomina "tareas de inteligencia humana" (HIT en sus
siglas en inglés) a los trabajos que se ofrecen . Muchos sólo pagan
unos pocos centavos por trabajo. Más arriba en el orden jerárquico hay
plataformas como Upwork, Freelancer y People per Hour, que ofrecen
tareas especializadas como la redacción de textos, o trabajos
informáticos o de diseño.
Algunas de las plataformas invitan a
los trabajadores a "pujar" por las tareas que se ofrecen. Otras realizan
el pago por hora. En la mayoría de los casos, los empleadores y los
trabajadores se puntúan tras finalizar un proyecto.
Oportunidades y costes
Es evidente que la nube humana
es prometedora para las empresas, que se quejan con frecuencia de la
falta de talento y de trabajadores inmigrantes con conocimientos. Es
especialmente útil para las start up. Dom Bracher, el fundador de 22
años de la empresa británica de márketing móvil Tapdaq, utiliza a
desarrolladores y a diseñadores de Escandinavia y el centro de Europa.
"No hace falta que alguien esté en la misma ciudad que tú", comenta.
La
otra cara de la moneda es que los trabajadores de las regiones donde el
coste de la vida es más bajo pueden ofrecer precios inferiores que
países más costosos. Muchos trabajos de informática y de teleoperadores
se han externalizado a países como India, pero Guy Standing, un
académico autor de varios libros sobre la inseguridad laboral, señala
que la próxima oleada de "externalización silenciosa" será más
devastadora para los salarios y las condiciones en el mundo
desarrollado.
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