El pensamiento crítico es una destreza
clave para los trabajadores jóvenes en la actualidad. El significado de
la expresión y las formas de evaluarlo, sin embargo, no están tan
claros. Los empleadores se quejan de que las universidades no están
produciendo graduados que puedan resolver problemas y conectar temas
complejos, pero los gerentes dudan cuando a la hora de describir
exactamente qué habilidades debe tener un pensador crítico. Por eso,
quienes buscan empleo se preguntan qué quieren realmente las empresas y,
una vez que consiguieron el trabajo, no saben si deben seguir las
reglas o romperlas.
Las menciones al pensamiento crítico han
aumentado a más del doble desde 2009, según un análisis realizado por
Indeed.com. El sitio de búsqueda de empleo, que rastrea ofertas de
trabajo de distintas fuentes, descubrió recientemente que más de 21.000
avisos laborales en salud y 6.700 en el de gerencia contenían alguna
referencia al pensamiento crítico.
“Es una de esas expresiones —como lo era
antes la diversidad, o como es ahora los grandes datos— de las que
todos hablan pero hay 50 formas distintas de definirlas”, dice Dan
Black, director de reclutamiento para el continente americano de la
firma de contabilidad y de consultoría EY.
Brittany Holloway, una flamante graduada
de la Universidad de Nueva York que obtuvo un título en gestión del
negocio de la música, afirma que el pensamiento crítico apareció en
tantas ofertas durante su búsqueda de empleo que, junto con rasgos como
“orientado al detalle” y “organizado”, casi no tiene significado. Sólo
en las entrevistas pudo darse cuenta de lo que quería decir una empresa
cuando buscaba esas cualidades.
Holloway, quien ahora se desempeña como
revisora de contenidos y especialista en fraude en la distribuidora de
música digital TuneCore, con sede en Nueva York, define la destreza como
“formarse una opinión propia a partir de una variedad de fuentes”.
Holloway, de 21 años, cuenta que su
actual trabajo requiere ese pensamiento crítico cuando evalúa
lanzamientos musicales antes de que sean enviados a tiendas digitales
como iTunes, de Apple Inc.
Preguntas para estimar el comportamiento
de una persona en una entrevista, como “hable sobre cómo logró trabajar
con una persona difícil”, ayudan a los gerentes de EY a evaluar
destrezas de pensamiento crítico, señala Black. Su definición: “La
capacidad de trabajar con datos, acumularlos, analizarlos (y)
sintetizarlos, para realizar evaluaciones equilibradas y tomar
decisiones inteligentes”.
En entrevistas que se llevan a cabo
cuando el proceso de selección está avanzado, los candidatos deben
mostrar cómo solucionarían problemas de negocios, como si tiene más
sentido que una empresa fabrique o compre un producto, y explicar las
razones.
Goldman Sachs Group Inc.
les solicita a los candidatos para puestos en banca de inversión,
ventas y corretaje que evalúen valuaciones de empresas y propuestas para
comprar acciones, y que luego expliquen cómo llegaron a sus
conclusiones.
Para cuando termina uno de esos
ejercicios, “los postulantes deberían haber demostrado si poseen un
pensamiento crítico”, señala Michael Desmarais, director de
reclutamiento global del banco estadounidense.
El pensamiento crítico podría ser
similar al famoso umbral de la obscenidad que estableció el juez de la
Corte Suprema de Estados Unidos Potter Stewart: lo reconoces cuando lo
ves, afirma Jerry Houser, decano asociado y director de servicios
laborales de la Universidad Willamette, en Salem, Oregón.
Cuando los reclutadores le dicen a
Houser que quieren estudiantes con destrezas para resolver problemas,
“eso suele tener algo que ver con el pensamiento crítico”, sostiene. Su
oficina exhorta a los estudiantes a preparar historias para ilustrar sus
habilidades de pensamiento crítico al detallar, por ejemplo, los pasos
que dio el presidente de un club para mejorar la asistencia a las
reuniones semanales.
La capacidad de las universidades para
moldear la forma de pensar ha sido un tema de acalorado debate en EE.UU.
Richard Arum, coautor de dos libros y profesor de sociología de la
Universidad de Nueva York, es un crítico prominente de la forma en que
las universidades se están desempeñando en ese frente.
“Las universidades han apoyado y
alentado institucionalmente (una) retirada de los estándares y el rigor
académicos”, observa. Arum cree que las universidades han permitido que
los alumnos se centren en sus vidas sociales a expensas de las
actividades académicas. Según investigaciones detalladas en sus libros,
los alumnos rara vez estudian solos durante más de una hora, y la
mayoría no escribe ensayos en profundidad que demandan un análisis
sostenido.
Aunque los alumnos parecen pensar que
están listos para el mundo laboral, sus futuros jefes en general no
están de acuerdo. Una encuesta realizada por Harris Interactive entre
2.000 estudiantes universitarios en EE.UU. y 1.000 gerentes de
contratación hace un año descubrió que 69% de los estudiantes sentían
que estaban “muy o completamente preparados” para tareas que requerían
resolver problemas en el trabajo, mientras menos de la mitad de los
empleadores estuvieron de acuerdo.
Judy Nagengast, presidenta ejecutiva de
Continental Inc., una firma de reclutamiento del estado de Indiana en
EE.UU., afirma que se ha topado con graduados de la universidad que
“pueden memorizar y pueden repetir”, pero que tienen problemas para
convertir lo que aprenden en los libros en resolución de problemas en la
oficina.
Nagengast señala que se frustró con
contadores jóvenes que no comprendían la importancia de la precisión en
formularios fiscales y presentaban “declaraciones financieras
mediocres”.
Linda Elder, una psicóloga educativa y
presidenta de la Fundación para el Pensamiento Crítico, que promueve la
reforma educacional, afirma que los empleadores realmente quieren
personal bien capacitado para solucionar problemas y no pensadores
críticos, especialmente en los puestos más bajos. Los pensadores
críticos, sostiene, suelen desafiar el estatus quo, que no siempre es lo
que busca un jefe.
En el caso de Goldman Sachs, “no
esperamos que los empleados nuevos le propongan cambios al presidente de
nuestro directorio o al directorio a nivel de estrategia para toda la
firma en su primer día”, dice Desmarais. Pero se prevé que los recién
contratados hagan más que sólo cumplir pedidos, agrega. “Alentamos a
nuestros empleados jóvenes a recomendar cambios”, señala.
Fuente: Wall Street Journal en Castellano
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