El
27,3% de los trabajadores españoles, la mayoría de ellos menores de 40
años, tienen un nivel educativo superior al que se requiere para
desarrollar su trabajo de forma satisfactoria. Es uno de los efectos más
evidentes de la polarización que sufre la educación española, donde un
40% de la población de entre 25 y 35 años tiene un título superior,
mientras que otro 40% de ciudadanos de esa franja de edad se han quedado
solo con el graduado escolar. Únicamente el 20% tiene estudios medios o
formación profesional.
El dato lo recoge el informe 'Los retos de las competencias de los adultos en España' que ayer presentó la fundación Jaume Bofill, dedicada al análisis del sistema educativo, a partir del informe PIAAC, una encuesta internacional sobre las competencias y habilidades de los adultos, que elabora la OCDE y
en la que España participó por primera vez en el 2013. La
sobrecualificación «afecta en mayor medida a las mujeres que a los
hombres», indicó Òscar Valiente, codirector del informe. De todos los
países desarrollados, solo Rusia, Corea del Sur y Japón se hallan en una
situación semejante.
¿Se
puede permitir España desaprovechar todo ese talento, todas las
competencias que han adquirido los trabajadores durante tantos años de
escuela? La respuesta es, para Jorge Calero, profesor de la Universitat
de Barcelona, especialista en Economía de la Educación y uno de los
autores participantes en el informe, evidentemente que no. «Quizás ahora
no se necesite gente tan preparada, pero sí puede ser necesaria en el
futuro», sostiene. Para que así sea, Calero defiende «un sector
productivo con más inversión en capital humano y un sector público con
más inversión en infraestructuras».
RECICLAJE PROFESIONAL
Otro
de los déficits del sistema es, según han constatado los autores del
informe, la formación continua. «En España un 41% de la población adulta
realiza formación a lo largo de la vida, cuando en los países nórdicos
esa tasa es del 60%», destacó Valiente. Y, encima, «quienes más se
forman cuando ya son adultos suelen ser aquellos que ya tienen un nivel
educativo alto», agregó Calero. Para corregir la situación, los autores
del estudio recomiendan, entre otras medidas, universalizar la educación
hasta los estudios secundarios, es decir, hasta los 18 años.
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